¡Si! El impuesto canino se cobra como un impuesto anual por cada perro que se tenga. El monto varía considerablemente de acuerdo a la región y al municipio. El mismo varía entre 0 y 189 euros, por lo que en algunos sitios es casi un lujo tener un perro y muchos lo consideran injusto.

A menudo se multiplica el importe del impuesto por el segundo y cada perro adicional, normalmente por hogar, no por propietario. Además, muchos municipios establecen un impuesto mucho más elevado para determinadas razas de perros (los denominados perros agresivos o de pelea).

El impuesto canino tiene la finalidad normativa de limitar el número de perros en el ámbito municipal, por lo que es como un impuesto municipal de control.