El tema de las guarderías en Alemania es complicado. Suena increíble en un país tan avanzado y tan organizado como éste, pero es la verdad. Aquí hay un gran déficit de cupos de guarderías. De hecho, una de las primeras cosas que te dicen cuando estás embarazada es que empieces a ver las guarderías, y que prepares tus cosas para registrar al bebé apenas nazca.
Existen plataformas donde tienes que registrar a tu niño en tres guarderías de tu opción, y ahí no te queda otra más que esperar a que consigas un cupo en algún momento. Si tienes suerte, puedes comenzar en tu fecha deseada (que hasta ahora no he conocido un caso que haya sido así), pero en la mayoría simplemente tienes que esperar hasta que un cupo quede libre.
En Wiesbaden es difícil, pero no tan dramático como en otras ciudades como Berlín o Hamburgo, donde la espera a veces se torna en años. Esta temática es tan relevante acá en Alemania, que con frecuencia hacen reportajes de ello en la televisión, mostrando el drama de las familias cuando no consiguen cupos, y cómo eso pone a prueba la dinámica familiar por la falta de ingresos al no poder trabajar, y por el factor social.
En Alemania existen unas 56.000 Kitas, o guarderías, distribuidas en 16 estados. Estas dan cupo a unos 2.800.000 niños y están categorizadas en estatales, católicas, evangélicas, iniciativas de padres o privadas. Sus horarios se dividen en medio tiempo (7:30 am a 12:30 pm aproximadamente) y tiempo completo (7:30 am a 4:30 pm aproximadamente), que son la mayoría. Los precios varían de acuerdo al estado y al organismo al que pertenecen. Aquí en Wiesbaden, por ejemplo, se paga en una guardería estatal aproximadamente 300 euros al mes (hasta los 3 años) y 150 euros (de 3 a 6 años).
Las guarderías en Alemania hacen normalmente paseos con los niños una vez a la semana, tienen talleres de arte donde pueden probar hacer cosas creativas con cantidad de materiales, y suelen tener una sala de deporte donde los pequeños pueden empezar a desarrollarse en esta área. Asimismo, la mayoría de ellas cuenta con un patio donde los chiquitos tienen columpios, toboganes y todas esas cosas que les encantan.
Desde que estoy acá han sido muy pocas las veces en la que he escuchado algún mal comentario de alguna guardería. Nosotros mismos siempre hemos estado contentos con la de nuestra hija. Hubo que esperar unos meses más de lo que queríamos por un cupo, pero una vez adentro, ya todo toma su camino.