Acá en Alemania se acostumbra a que cuando alguien tiene cumpleaños, el cumpleañero trae algo para compartir con todos, sea en la guardería, colegio o trabajo. Al que no lo hace, no le dicen nada, pero no está muy bien visto.

Qué traer exactamente, queda a gusto de cada quien. Algunas personas optan por una opción salada como prezels o pancitos, pero en líneas generales se deciden por una opción dulce como una torta, muffins o chucherías.

Luego están los cumpleaños redondos. Estos son algo especial para los alemanes, y se celebran cuando se completan cada 10 años de vida. Por lo general los 10 y los 20 no forman parte de la gran celebración, pero al cumplir los 30 es cuando se empiezan a celebrar de manera especial; y a partir de los 60 empiezan a festejarse cada 5 años.

Los alemanes suelen ahorrar para la ocasión, y cuando llega el día celebran una gran fiesta con amigos y familiares. Estos cumpleaños tienen un lugar especial en la vida del alemán y es algo que definitivamente debe ser celebrado.

Lo más común en estas celebraciones es que el cumpleañero invite a comer a todo su grupo a algún restaurante. Allí pasan horas conversando y con eso son felices. La música animada y el baile no aplican para esta celebración, al menos yo no lo he vivido en las fiestas que he asistido, y tampoco lo he escuchado de otras personas.

Al principio me parecía super raro, pero ya sé que es normal acá. Esos bochinches ruidosos a los que estaba acostumbrada de Venezuela no tienen parte acá. A lo mejor habrá alguna excepción, pero definitivamente no es la regla.

En cuanto al regalo para él o la cumpleañera, lo más pragmático y sencillo al mejor estilo alemán es regalar un vale de compra de alguna tienda, restaurant o establecimiento que le guste a la persona. O, más alemán todavía, es preguntarle directamente qué quiere de regalo. De esta manera puedes estar segura de que la persona va a estar contenta con su regalo.