En Venezuela crecí viendo rejas por todos lados, en las ventanas de los edificios, de las casas y en las puertas de todos lados. La inseguridad y la situación del país obliga a tomar estas medidas, por lo que para mí siempre fue normal.

Cuando llegué a Alemania, me encuentro con que no hay rejas por ninguna parte, literalmente ninguna. En la casa donde vivimos los primeros años me sentía muy insegura porque no me hallaba a la idea de no ver rejas. Siempre que hablaba de ello, le resultaba super raro a la gente.

La primera vez que vi rejas acá fue hace unos cinco años, cuando fuimos a visitar a unos amigos por primera vez. Nos estaban ensenando su apartamento, y ¿cuál es la sorpresa con la que nos encontramos? ¡Tenían rejas!

Como viven en planta baja y cerca de la calle, dijeron que con rejas se sienten más seguros. Según ellos mismos dicen, muchos alemanes no lo entienden, ni lo comparten. Para mí está bien.

Luego un año después, tuvimos que mudarnos, y conseguimos un apartamento igual que el de nuestros amigos, en planta baja y ¡con rejas!