Los alemanes no son conocidos por tener muchos niños. De hecho, muchos de ellos no tienen. Las parejas que sí se deciden a tener, tienen en promedio uno o dos hijos. Ver una familia con más de dos es la excepción y no la regla.
Para promover la natalidad e incentivar a las parejas a tener niños, se estableció desde hace décadas el Kindergeld, que es una de las ayudas sociales que ofrece el estado.
Específicamente se trata de una ayuda que reciben los padres apenas viene un niño al mundo y que se mantiene hasta que el niño alcanza la mayoría de edad. El estado busca con esto también ayudar a la manutención de los chiquitos.
Por el primer y segundo hijo, el estado paga mensualmente un monto de 194 euros. Para el tercero 200 euros, y para el cuarto u otro niño adicional son 235 euros.